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Tormentas y huracanes nos recuerdan la enorme cantidad de energía que encierra el movimiento del aire y el agua a través de la atmósfera. Aunque la atmósfera tiene un grosor equivalente al de un delgado barniz sobre un globo terráqueo de escritorio, contiene en su seno ingentes cantidades de energía aprovechable.
Ilustración: Sonia Alins (larutadelaenergia.org)
La máquina atmosférica tiene dos sistemas principales para almacenar energía:
Intercalando captadores en el camino de este torrente de energía podemos convertirla en energía comercial. Para ello se instalan presas en el curso de los ríos o molinos de viento en la cresta de los montes.
La mayor parte de la energía procedente de la máquina atmosférica se transforma hoy día en electricidad.